lunes, 27 de enero de 2014

Capitulo 24

-¡Qué feo mentirle a tu hermano!-exclamó Liam sacándole de sus pensamientos.
Ella levantó la vista y lo miró. Allí estaba, apoyado en la pared con los brazos cruzados a la altura del pecho y con su habitual masculinidad latente.
-¿Por qué no metes la cabeza dentro del váter y tratas de respirar para ver que pasa?-preguntó ella molesta.
-Con un gracias hubiera sido suficiente-dijo él.
Ella tragándose su orgullo le dijo en voz baja:
-Gracias.
-¿Cómo? No te he oído.
Tragando saliva y tomando aire para armarse de valor, lo repitió más alto:
-Gracias-Liam dibujó una sonrisa en su rostro. Ella odiando ver que estaba satisfecho, continuó- Gracias… por nada.
-¿Por nada?-preguntó sorprendido.-¿Qué hubiera pensado tu hermano si se entera que esta noche has dormido con Max?
-¿Quieres hablar más bajo?-cuestionó enfadada.
-No, no quiero. Creo que tu hermano debería saber que el famoso Max ha estado aquí. Por alguna extraña razón que desconozco, no le cae excesivamente bien.
-¡Baja la voz!-exclamó entre dientes.
-Daría lo que fuera por ver la cara que pondría tu hermano si supiera que estas saliendo con Max. ¿Sabes? Quiero ser el privilegiado en decírselo. Voy a hacerlo-dijo dándose la vuelta.
-¡Liam, no!-exclamó ella al momento.-Por favor. Hago lo que quieras.
Liam retrocedió sobre sus pasos y la miró complacido.
-¿Me parece a mi o… te tengo en la palma de mi mano, mi querida _____?
-¿Qué? ¿Ahora vas a sobornarme?
-No, digamos que harás todo lo que yo quiera pero solo porque tú quieres. Yo no te obligo a nada-dijo Liam sonriendo.
-Dios, por una milésima de segundo había creído que habías cambiado. Pero veo que no, sigues siendo el mismo niño despiadado de hace años…
-¿Cómo? ¿Qué has dicho?-preguntó Liam interrumpiéndola.
Ella se llevó la mano a la boca, quizás había hablado de más.
-Na...nada-contestó sin más.
-_____ para tu información estaba bromeando-dijo muy serio.-No sería capaz de sobornarte y menos con eso. Es tu vida y tú sabrás lo que haces. Pero en cuanto a lo que has dicho sobre que era un niño despiadado…no sabía que pensaras eso de mí. ¿Se puede saber por qué?
Ella tragó saliva. Ese comentario había molestado a Liam más de lo que imaginaba. Le tendría que dar igual porque era cierto pero sabía que quizás se había propasado al soltarlo así sin más.
-Lo he dicho sin pensar-contestó lo primero que se le ocurrió.
-Eso no lo dudo, pero por qué.
-Porque…porque quería molestarte y lo he conseguido. Mira cómo te has puesto.
Liam suspiró.
-Por alguna extraña razón no te creo pero por mucho que te pregunte sé que no me lo dirás, así que prefiero no perder el tiempo-contestó poniendo los ojos en blanco.
-Muy agudo, detective Payne-dijo ella con sorna.
-Últimamente estás muy graciosa peli-fucsia. No te recordaba así.
-Bueno, al menos tú me recuerdas. Yo ni eso-dijo con indiferencia mientras pasaba por su lado para ir a la cocina.
-Seguro-vocalizó Liam en voz baja.-Pero oye, una duda que me surgió anoche-ella se detuvo a su lado y lo miró.- ¿A quién llamaste ayer a las tres de la mañana?
Ella recordó el pequeño incidente del teléfono de la noche anterior y tras tomarse su tiempo contestó:
-A nadie que te importe.
-Ya-dijo él mirándola.- ¡Ah! Y por cierto, bonitas bragas-comentó con la intención de cabrearla.
Pero ____ no le contestó, miró hacia delante avergonzada y mientras volvía emprender el camino hacia la cocina, sonrió mordiéndose el labio inferior. Liam, Liam, Liam…

Se hizo de tarde y _____ acababa de llegar al trabajo. Como siempre estaba sofocada. El calor era insoportable de aguantar. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo. Pelo que aún continuaba de color fucsia. A pesar de que había tenido tiempo esa mañana de ir a comprarse un tinte, no lo había hecho. Tenía decidido dejarse el color durante un tiempo.
Tampoco me sienta tan mal”-pensó ella mirándose al espejo antes de salir de casa para ir a su trabajo.-“Según Liam me queda bien”-al momento se sorprendió de haber pensado aquello.
Entró en el bar y se dirigió a la barra para saludar a su amiga que ya estaba allí. Candela al verla la miró boquiabierta. _____ le había mencionado la trastada que Liam le había hecho pero no se imaginaba que el color que se le había quedado fuese tan llamativo. _____ previendo que iba a decir algo sobre su pelo, se adelantó:
-Haz algún comentario sobre mi pelo y esto te lo comes-dijo agarrando la bandeja que había sobre la barra.
-Hola, tan solo te iba a saludar-dijo Candela sonriendo y borrando su expresión de asombro.-Te queda bien.
-Ya, seguro-dijo irónicamente mientras se iba hacia el baño del servicio a cambiarse.

_____ se puso a trabajar deseosa de que llegara la hora de volver a casa para así llamar a Max y que le fuera a recoger. No conseguía resolverse la duda de qué sería eso de lo que Max quería hablar con ella pero en algún rincón de su cabeza se planteaba la idea de que quería proponerle ser una pareja con el significado literal de la palabra y con todo lo que aquello conllevaba. Sin borrar la sonrisa de su rostro trabajo con muchas ganas a pesar de que Diana entorpecía su trabajo, en vez de ayudarla. Hoy el bar estaba repleto. Era un día caluroso pero nada que no se pudiera soportar y solventar con una cervecita en la terraza de algún bar a la sombra. 
-Te juro que voy a matar a Diana en cualquier momento-dijo _____ al llegar a la barra.-No deja de dar órdenes sobre lo que tenemos que hacer-resopló.
-Tranquila, solo ignórala-le aconsejó Candela poniendo sobre la bandeja de su amiga algunas cosas para que las llevara a las mesas.-Espera, no te vayas, falta una coca-cola-comentó Candela yendo a servir la bebida.
_____ fijó su mirada en Diana que estaba sentada en uno de los taburetes de la barra hablando por el móvil mientras de vez en cuando le pedía al que estuviera al otro lado del teléfono que esperara un momento para lanzar órdenes a diestro y siniestro. Volvió a resoplar.
-Aquí tienes-dijo Candela poniéndole la coca-cola encima de la bandeja que estaba sobre la barra.-E ignora a Diana. Sabes cómo es.
-Por eso mismo tengo más ganas aún de matarla.
_____ agarró la bandeja y se dio la vuelta para ir hacia las mesas de la terraza cuando sintió que las piernas empezaban a fallarle y que le faltaba el aire por unos segundos al ver quien acababa de entrar en el bar.


Continuara

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