sábado, 8 de febrero de 2014

Capitulo 28.

Hacia media hora que _____ había llegado a casa. Por el camino había llamado a Max para avisarle que había salido más temprano del trabajo, y concretaron que nada más salir él de su trabajo la iría a buscar para que fueran a cenar. Max trabajaba con su padre en su tienda familiar de electrodomésticos y aparatos electrónicos en general, televisores, ordenadores, aires acondicionados… Llevaba trabajando allí desde hacia varios años. Max al ver que estudiar no era lo suyo había dejado el instituto y se había metido de lleno en el mundo de la electrónica hasta convertirse en todo un experto de ese ámbito. Sabía que tarde o temprano acabaría heredando la tienda familiar por lo que no le preocupaba en absoluto no tener un título universitario porque por ahora contaba con esa pequeña ventaja de tener un sitio donde refugiarse económicamente.

Se hizo de noche. Eran las diez cuando Max pasó a recogerla. La muchacha acababa de cerrar la puerta del piso, cuando se dio la vuelta para ir hacia el ascensor y se topó de frente con Liam, que estaba llegando a casa.
-Ya decía yo que conocía al tío que está aparcado frente al edificio-dijo Liam más para sí que para ella.
-¿Qué has dicho?-preguntó ella al no entender nada.
-Tonterías. ¿A dónde vas?
Ella frunció el ceño y de forma maleducada salieron las palabras de su boca:
-¿A ti qué te importa?
-Tan agradable como siempre…-vocalizó él pasando a su lado y yendo hacia el piso.-Pero quizás a mi no me importe pero a tu hermano, si. Cuando me pregunte… ¿quieres que le diga la verdad o que le mienta?-preguntó haciendo que ella lo mirase mal.
-Si te pregunta di que no sabes nada.
-Vamos, dicho de otro modo que le mienta ¿no?
-No le estas mintiendo. No sabes a dónde voy.
-Pero si con quién y ese ‘quién’ no es de agrado para Louis.
-Mira Liam…-trató de decir pero su teléfono la interrumpió. Max la estaba llamando.
-¡Vaya, qué impaciente tu novio!-exclamó Liam.-Espero que no sea tan impaciente para otras cosas-dijo con una sonrisa socarrona dibujada en el rostro.-Que te diviertas, ____-y tras eso se metió en casa.
-¡Imbécil!-exclamó ____ tras oír que cerraba la puerta.
Contestó la llamada de Max y le dijo que bajaba en seguida mientras entraba en el ascensor. Durante el descenso de la máquina aprovechó para llamar a su hermano y contarle alguna mentira sobre su paradero esa noche para que así evitase que su hermano preguntase a Liam por ella.
-Está bien, haz lo que quieras pero no le digas que yo he tenido algo que ver con eso. Todo ha sido idea tuya, ¿de acuerdo?-dijo _____ y tras eso, se despidió de su hermano. Cuando entró en el coche, saludó a Max con un tierno beso en los labios.
-Hola, ¿cómo estás?-preguntó ella poniéndose el cinturón de seguridad.
-Genial, ¿tú?
-Deseosa de saber qué es eso de lo que quieres que hablemos-contestó sacándole una carcajada a Max.
-Bueno, todavía tenemos toda una noche por delante…-dijo arrancando el coche.- ¿Dónde quieres cenar?
-Llevo días queriendo comer comida basura.
-Pues comida basura se ha dicho-dijo él mirándola durante unos segundos y después dirigió la mirada a la carretera.

Liam se acababa de duchar cuando Louis llegó a casa. Éste dejó las llaves en el cuenco de la entrada y fue directo al salón. Allí estaba su amigo viendo la televisión.
-¿Ya ha acabado?-preguntó Louis nada más entrar.
-Son los últimos quince minutos-contestó Liam absorto en el partido de fútbol que se estaba retransmitiendo por la televisión.-Vamos perdiendo.
-Ya, lo he venido escuchando por la radio y he estado apunto de apagarla. ¿Cómo han podido remontar dos goles en cinco minutos?
Los dos amigos vivieron esos minutos a flor de pie, haciendo aspavientos y gritando onomatopeyas cada vez que algún jugador fallaba algún tiro o pase. Quince minutos más tarde, con el partido finalizado y perdido, Louis decidió darse una ducha y ponerse el pijama. Tras eso, se animó a enseñarle la sorpresa que le tenía preparada a su amigo. Había costado trabajo hacerlo en un tiempo récord, sin que Liam se enterase pero al parecer lo había conseguido.
-Liam, ¿puedes venir un momento?-le llamó Louis desde la puerta del salón.
-Si, ¿qué ocurre?
-Verás, quería enseñarte algo-dijo introduciendo una llave dentro de la puerta que resguardaba su despacho.
Al abrir, Liam vio que el despacho se había convertido en una habitación. Sorprendido no pudo evitar preguntar:
-¿Y esto?
-Tu nueva habitación. Espero que te guste.
-¿En serio? Louis te dije que no hacia falta, que no quería molestar.
-Lo sé, lo sé… pero no podías seguir durmiendo más en ese sofá incómodo.
-Ya, pero…
-Pero, nada-le cortó.
Liam observó la habitación al completo. Era realmente acogedora. El detalle de su amigo le había encantado pero no podía permitirse el lujo de molestarlo más de lo que ya lo estaba haciendo.
-No recordaba que las paredes fueran azules.
-Y no lo eran, mi hermana se encargó de pintarlo. Bueno, más bien de contratar a alguien que lo hiciera.
-¿Tu hermana?-preguntó él incrédulo.
Louis apretó fuerte los labios. Había hecho lo único que _____ le había pedido que no hiciera.
-Si, bueno, yo como casi siempre estoy en la clínica a penas tenía tiempo así que le pedí a ella que se encargara.
-¿Y aceptó así sin más?
-Como ves, así es. ¿Por qué te extraña tanto?
-Porque tu hermana siente una cierta hostilidad latente hacia mí.
Louis se rió.
-No había notado nada-comentó.-Pero, en serio, fue ella solita. Y te pediría que esto quedase entre los dos ya que ____ me amenazó con encogerme la ropa en la colada si te decía que había sido ella-dijo Louis sonriendo.
Liam se llevó las manos a la cintura y sonrió moviendo la cabeza. En el fondo, ____ no resultaba ser tan…odiosa como aparentaba.

Max y _____ ya habían terminado de comer. Habían estado hablando de todo un poco. Ella le había contado el incidente de la mano, omitiendo que quien le había ayudado y curado había sido Liam. Quería evitar celos sin sentido, si es que se le pudiese llamar así.
-Bueno, ____ ¿recuerdas que quería hablar contigo de algo importante?
-Si, ¿me vas a decir ya de que se trata?
-Verás… desde que me lo propusiste, llevo un par de días dándole vueltas a una cosa…-ella lo miraba expectante pero creía saber por donde iba los tiros.-____, yo…yo quiero que cortemos…-decía tardando más de la cuenta en cada palabra. Se estaba poniendo algo nervioso.
-¿Cómo?-preguntó ella interrumpiéndole.
-A ver, a ver… ____ te ruego que me dejes terminar la frase. Esto me cuesta mucho, nunca he hecho algo así-tomó aire.-____ quiero que cortemos con esta extraña relación que tenemos y volvamos a ser lo que éramos antes. Una pareja con todo lo que eso conlleva. Que te regale flores en San Valentín, que pase a recogerte después del trabajo, que hablemos todos los días… Y perdóname por haber sido tan estúpido y tener miedo a volver a enamorarme. La primera vez fui un idiota que no supo reaccionar cuando caíste en una depresión por…-se calló, no quería recordarle los viejos y malos momentos.-Y luego, lo idiota que he sido estos últimos meses. Solo llamándote los fines de semana. Pero, quiero que eso se acabe y no vuelva a pasar…
-¿En serio?-preguntó ella llevándose la mano a la boca sorprendida.


Continuará...

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