-¿Por qué?-preguntó _____ frunciendo
el ceño.
-Por dejarme quedarme aquí. Te prometo
que solo será unos días, hasta que encuentre algo.
-No lo he hecho por ti, lo he hecho por
mi hermano que te tiene mucho aprecio.
-Lo sé, pero igualmente gracias-le
sonrió.
_____ pasó a su lado para entrar en la
cocina y el olor de su colonia la embriagó por completo. Apresurada, sacó las
tostadas de la tostadora que empezaban a quemarse. Tras eso se volvió a sentar
con la intención de desayunar tranquila ignorando la presencia de Liam que
tanto la irritaba.
-_____-dijo él tratando de romper el
gran silencio que se había proclamado en la cocina.- ¿Recuerdas el mote que te
pusieron en el colegio?
Ella lo miró sin contestar.
Como olvidarlo si era la única forma
por la que la llamaban. Odiaba ese mote y odiaba quién se lo había puesto.
Odiaba a Liam. _____ siempre fue la niña que había sido la rarita de clase. La
típica empollona con gafas con cristales de culo de botella, aparatos y por si
sus compañeros no tuvieran bastante razones para meterse con ella, también
pesaba unos kilos más de lo apropiado. Realmente en esa etapa no tuvo muchos
amigos, solo la tuvo a ella, a Candela; que la adoraba y siempre la defendía
cada vez que se metían con ella. _____ no sabría que hubiera sido de ella sin
su amistad con Candela. Liam en cambio era el chico que tenía muchos amigos y que
durante un año siempre que se encontraba con _____ en el recreo, él y sus amigos
se metían con ella sin remordimiento. Al terminar ese año, él que estaba en
sexto se fue del colegio y _____ creyó que podía por fin dejar de ser la niña
marginada con la que todos se metían ahora que su peor pesadilla y compañía no
estaban pero… ¡cuán equivocada estaba! Muy a su pesar, Liam coincidió con Louis
en el mismo instituto y se hicieron amigos. Tan amigos que éste y sus amigos se
pasaban horas metidos en su casa. _____ tenía a su enemigo todo el día en casa
y como si no fuera bastante cuando su hermano no estaba presente se seguían
metiendo con ella. Hasta que un día Liam se fue, desapareció de su vida pero no
desapareció solo, se llevó a Louis con él. _____ en un principio tuvo ganas de
devolverle cada uno de los malos momentos que le había hecho pasar cuando lo
volviese a ver pero con el tiempo y el hecho de no tenerlo cerca, su odio se
fue desvaneciendo hasta que acabó por desaparecer o eso creía _____... Hasta
que lo volvió a ver. Y ahora que lo tenía y lo iba a tener cerca durante un
tiempo, podría devolverle cada una de las bromas de mal gusto. Pero… era una
mala idea además de infantil… o al menos eso fue lo que le dijo Candela aquella
misma tarde cuando _____ le contó lo que tenía entre manos mientras trabajaban
en el bar.
-Pero, ¿por qué no?-preguntó _____
malhumorada.-Es perfecto.
-No, no lo es y lo sabes _____-le
reprendió Candela.-Ya no eres una niña de doce años, sino mujer de veinte que
tiene la cabeza muy bien amueblada y él tampoco es ese niño de quince años, así
que quítate esa pésima idea de la cabeza.
-Oh, vamos Candela. ¿Qué más da la
edad? Ahora que lo tengo bajo mi propio techo, en mi territorio es el momento
idóneo para que sienta lo que yo llegue a sentir cuando era pequeña.
-_____, no. No está bien y no es
normal que hayas guardado durante tanto tiempo ese sentimiento de odio hacia
él… Eso no es bueno ni para ti…
-Oh, no empieces con una de tus clases
de espiritualismo, por favor. Sé que tu crees en eso del chacra, del karma y en
lo que dice los horóscopos de las revistas de cotilleos pero yo no. Si el karma
existiera yo… yo no hubiera pasado todo lo que pase. Era una niña, inocente con
aspiraciones en la vida que fueron trinchadas como un pollo en Navidad.
-¿Trinchadas como un pollo en
Navidad?-repitió Candela sin entenderla.-Te das cuenta de que eso no tiene
mucho sentido ¿verdad, _____?
-Candela, eso no importa. Lo que si es
que…
-Es que nada. Tú que no crees en el
karma, piensa un momento… ¿no me has dicho que ha tenido problemas con los
padres?
-Si, pero… no sé a que nivel han
llegado esos problemas pero estoy segura de que no es ni la milésima parte de…
-…lo que sufriste tú…-terminó la frase
por ella.-Lo sé. Pero…
-Candela no trates de defenderlo. Es
que para colmo el muy imbécil esta mañana me salta diciendo con esa sonrisita,
que por cierto no se de dónde se la ha sacado… “¿recuerdas el mote que te
pusieron en el colegio?”-volvió a repetir su pregunta imitando la voz de Liam
pero ridiculizándola al máximo.-Encima tiene la cara de decir ‘te pusieron’
pero ¡¡si fue él!!
-¿Cuál mote? Yo no me acuerdo.
-_____, la mofletes-contestó ella
poniendo los ojos en blanco.
-Pero si ese mote era adorable.
-¿Adorable?-preguntó _____ incrédula.-
De _____, la mofletes pasaban a insultos más denigrantes y odiosos… _____, la
gorda; _____, la rechoncha; _____, la que es más fácil saltarla que rodearla;
etc etc-dijo a punto del colapso.
Candela viendo que ese tema no le
hacia bien a su amiga y que poco a poco empezaba a subir el tono de voz
agradeció al cliente que llamaba su atención en la barra que consiguió así
cortar el tema de conversación. Candela lo atendió y una vez que volvió al lado
de su amiga, le preguntó:
-¿Y esa cara de concentración?
-Estoy planeando mi primer ataque
contra mi queridísimo Liam-contestó dibujando una sonrisa maliciosa en su
rostro.
Candela puso los ojos en blanco y
resopló. No había remedio, definitivamente _____ era cabezota.
Continuará...
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